sábado, 26 de julio de 2008

En el modo de agarrar el taco, se conoce el que es tragón.

1. El que ha de ser barrigón, aunque lo cinche un arriero.

De algún tiempo a esta parte, la consabida efervescencia de la sal de uvas Picot ---¿acaso hay otra?---, se anuncia con el contundente eslogan:

Para que el placer de comer nunca termine, sal de uvas Picot;

afirmación que, vista un poco más de cerca, vuelve superflua la igualmente consabida retahíla de barrigones agros y comensales indigestos con que suele adornarse, publicitariamente, la impertérrita trayectoria de más de 80 años ---sí, la sal de uvas y la esperanza nos sobrevivirán a todos--- consagrados al alivio de aquellos males que por la boca descienden a nos, los mexicanos.


Naturalmente uno podría a partir de este punto, decantar la sabiduría ancestral y venerable de todas aquellas ancianas hábiles para curar el empacho mediante fomentos, cataplasmas, tés de piedra pómez u oraciones transmitidas celosamente en año nuevo; sin embargo, en esta ocasión no quiero ensalzar el remedio, sino aquello que nos propende al vicio.

2. Gusto con gusto, siempre es gusto.

Aunque no abundan las fuentes en lo que a cocina prehispánica se refiere, Sahagún rescata en su monumental Historia general de las cosas de la Nueva España parte de los deleites culinarios originales de los antiguos moradores de ésta, la región más transparente, para que a más de cuatrocientos años de distancia los nuevos rehenes del valle de Anáhuac podamos comprobar impávidos cosas que indudablemente presentíamos: la virtual omnipresencia del maíz en los platillos registrados, así como la mención de guisados a base de chile combinado con carne de pescado, langostinos, ranas, gusanos de maguey u hormigas voladoras y a los que Sahagún denomina genéricamente cazuelas.

El primer Marqués del Valle de Oaxaca nos dice en su segunda relación y de manera más o menos directa con respecto a lo que hoy nos atañe, que en la plaza del mercado de Temixtitan:

Venden conejos, liebres, venados y perros pequeños que crían para comer, castrados. [...] Hay casas donde dan de comer y beber por precio. [...] Hay todas las maneras de verduras que se fallan, especialmente cebollas, puerros, ajos, mastuerzo, berros, borrajas, acederas y cardos y tagarninas. Hay frutas de muchas maneras, en que hay cerezas y ciruelas que son semejables a las de España. Venden miel de abejas y cera y miel de cañas de maíz, que son tan melosas y dulces como las de azúcar, y miel de unas plantas que llaman en las otras islas maguey que es muy mejor que arrope, y destas plantas facen azúcar y vino que asimismo venden. [...] Venden mucho maíz en grano y en pan, lo cual hace mucha ventaja ansí en el grano como en el sabor a todo lo de las otras Islas y Tierra Firme. Venden pasteles de aves y empanadas de pescado. Venden mucho pescado fresco y salado, crudo y guisado. Venden huevos de gallina y de ánsares y de todas las otras aves que he dicho en grand cantidad. Venden tortillas de huevos fechas.

---¿Tortillas de huevo en el corazón de la incipiente Nueva España? ¡Esto sí que es la hostia, tío!




3. A boca de jarro, sólo la china y el charro.

Sin embargo, la cocina mexicana en general ---¡y la defeña en particular!--- emerge como tal, a partir del profuso mestizaje de ingredientes, aromas y sabores a los que alude nuestra tambaleante identidad nacional: además de los dos elementos presentes en la sección anterior, es posible asentar trazas francesas, inglesas, chinas, alemanas y estadunidenses en el devenir de nuestros manteles y paladares y, como era de esperarse, la muy noble y leal atestigua silenciosa cómo se han resuelto todas estas influencias.
  • El mexicanísimo bolillo ---otrora conocido como pan francés o pan Felipe--- es uno de los remanentes más cotidianos de la intervención francesa en nuestro país en el s. XIX. Junto con su pariente más cercana, la telera ---versión salada de la madeleine que tantas cosas desencadenara en Proust---, forma uno de los cuadros más distintivos de la gastronomía local. Me estoy refiriendo a los molletes, la capirotada y a ese universo inagotable bautizado como torta: ¿de tamal o de sopa de pasta o de pavo? ¿Cubana o toluqueña o suiza? ¡Es increíble todo lo que cabe entre dos mitades de pan!
  • Los humeantes esquites y los tiernos elotes que nos aguardan fielmente en muchas esquinas de nuestra ciudad, no estarían completos sin su embarrada de mayonesa ---además de su queso rallado y su piquín--- que, a pesar de lo incierto de su origen, la mayoría están de acuerdo en señalar que provino de Francia, al igual que nuestro convidado anterior.
  • Los cafés de chinos son una institución insuperable en lo que se refiere al cociente entre precio y cantidad; sin embargo, sin apelar al bolsillo, estos han dejado una profunda impronta en los capitalinos con su café lechero, sus bisquets, sus tacos de piña y, por supuesto, los panes que a falta de un nombre más evocativo se conocen como chinos. Naturalmente, la institución empieza a sufrir cambios y proliferan ahora ---lo mismo en Filomeno Mata que en el centro comercial recientemente inaugurado sobre Madero--- los bufés de chinos que comienzan a gozar de la misma condición institucional de sus predecesores y exactamente por el mismo motivo.
  • A propósito del café, éste no llegó a nuestro país sino hasta 1790 cuando Antonio Gómez de Guevara lo introdujo en Córdoba, Veracruz, traído directamente de Cuba, lugar al que había arribado gracias a las manos de españoles, franceses e ingleses que lo introdujeron y dispersaron en el Caribe; así como holandeses (¡!) quienes plantaron los primeros cafetos en América ---en Surinam en 1714, para ser precisos---.
  • Los peninsulares y por demás castizos churros han alcanzado alturas insospechadas en esta bienquista ciudad de los palacios: los hay rellenos de cajeta, leche condensada, chocolate y mermeladas de cuanto sabor concurra a las mientes. ¿Son las 4 de la madrugada y tiene Vd. antojo de unos churros con chocolate? No se preocupe, porque mientras el resto de los capitalinos duerme (o trabaja o estudia o hace lo que se le venga en gana), la churrería El Moro ---en eje central y república de Uruguay--- sin lugar a dudas se encuentra abierta.

La lista podría prolongarse, pero únicamente en detrimento de la virtud de los lectores, porque ¿quién que no leyó hasta aquí sintió agitarse los espíritus de la gula y salivar ante el peso implacable de la memoria? Ojalá que el placer de comer que nos ha acompañado a los rehenes de la muy noble y leal, siga tan vigoroso como siempre y efectivamente, nunca termine. ¡Provecho!

jueves, 17 de julio de 2008

Naturalmente la lluvia.

Lluvia .... tus besos fríos como la lluvia
Lluvia... que gota a gota fueron enfriando
Lluvia... mi ardiente deseo y mi piel
[...]
Palabras inmortales del igualmente inmortal Eddie Santiago.
Ningún fenómeno meteorológico es tan evocativo, líricamente hablando, como la lluvia ---los rumores sobre una horda de bardos que, víctimas de un arranque poético, fueron devorados por un tornado en Nebraska, EEUU, mientras salmodiaban eufóricamente a éste, nunca fueron confirmados--- y los rehenes de la muy noble y leal Cd. de México sabemos que ésta se transforma sustancialmente apenas cae la primera gota de la temporada pluvial.
El tránsito indefectiblemente se trastorna y esto afecta a todos, absolutamente todos los usuarios de las vialidades en esta ciudad, sin importar marca, modelo o capacidad del vehículo. Lo mismo chafiretes que motociclistas, conductores particulares o microbuseros, la lluvia contribuye a una distribución más equitativa de la desgracia entre los habitantes del valle de Anáuac.
(Y si usted piensa que las cosas son más fáciles para el que viaja en metro, se equivoca: encima de los consabidos tumultos y las compilaciones musicales que no dejan a Ace of Base, ni a Inner Circle ---mucho menos a Víctor Iturbe el Pirulí--- gozar del reposo que conlleva el olvido, uno tiene que soportar el que insulten su inteligencia mediante una voz parda que quiebra el mutismo frágil en la atmósfera del convoy para informarnos que debido a la lluvia, la marcha será lenta... ¡Y yo que creía que el/la conductor(a) planeaba regocijarse ---¿o acaso refocilarse?--- en la contemplación húmeda de San Antonio Abad hasta Taxqueña! ¡Carajo!)
Ahora que si uno va a pie y, no del todo improbable, sin paraguas o, en su defecto, sin los 10 pesitos que cuestan los paraguas chinos virtualmente desechables apenas entran en contacto con el agua y que proliferan de forma inversamente proporcional a la intensidad del meteoro; guarecerse, de ningún modo garantiza la sequedad de la persona ---y digo la persona, toda vez que luego se sienten unos truenos que lo hacen a uno cagarse del susto--- o lo incólume del maquillaje ---ya sea uno hombre o mujer en estos tiempos que corren y en los que se multiplican los emos, así como los novios metrosexuales, fanáticos del bótox---, toda vez que los comerciantes aprovechan, apenas escampa o aligera perceptiblemente la intensidad de fenómeno ---y quiero decir la lluvia, no las tribus urbanas ni la metrosexualidad, mucho menos la anarcumbia---, para desaguar sus plásticos: ¡Aaaaaaaaagua vaaaaaaaaaaaa!

miércoles, 16 de julio de 2008

Partiendo plaza, el H. Alcalde de Guamúchil, Sinaloa, Jorge Casal González.

Los últimos días han sacudido violentamente al país y, entre otras cosas, nos han hecho patente a los habitantes del Valle de Anáhuac ---¡una vez más!--- , que somos rehenes no sólo de algunas de las esferas más profesionalizadas a nivel mundial del crimen organizado y sus casi ubicuas chorreras, que se resuelven lo mismo en el "amigable" asaltante de la colonia Tlaxpana (que se conforma con 50 varos en promedio, sin importar cuanto traigas), que en las célebres cortinitas de las loncherías del rumbo de La Merced y en las que es posible obtener los álgidos favores de una sexoservidora, menor de edad, por poco más de trescientos pesos ---melindrosos y agorafóbicos, abstenerse---; sino también de aquellos que, de acuerdo con la primera fracción del artículo tercero de la Ley Orgánica de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, les corresponde
[...]
Realizar en el ámbito territorial y material del Distrito Federal, las acciones dirigidas a salvaguardar la integridad y patrimonio de las personas, prevenir la comisión de delitos e infracciones a las disposiciones gubernativas y de policía, así como a preservar las libertades, el orden y la paz públicos;
[...]
El botón que basta para muestra de lo anterior, naturalmente, se llama News Divine. Y no, no tema(n) apreciable(s) lector(es): no me regodearé escribiendo nada acerca de este asunto ---la blogósfera ya está saturada con todos los puntos de vista imaginables al respecto y la dimensión trágica que conlleva la muerte inútil de 12 personas debería hablar por sí misma---. Únicamente mencionaré dos cosas y de ahí, que cada quien se maltrate solo: por un lado, el reporte especial que la Comisión de Derechos Humanos del DF realizara sobre este caso y que evidenció que la salida menos indecorosa que le quedaba al carnal Marcelo consistía en defenestrar a Joel Ortega y Rodofo Félix Cárdenas por la forma ruin en que tergiversaron la información y obstaculizaron las pesquisas de la CDHDF, puede descargarse desde:

http://directorio.cdhdf.org.mx/informes/informe_news_divine.pdf

Y por otro, a la luz de estos acontecimientos es que uno comprende ---aunque no comparte---, las declaraciones del ínclito personaje que hoy nos sirve de pórtico: el Alcalde de Salvador Alvarado (aka Guamúchil), Sinaloa, J. Casal González, quien, al ser cuestionado sobre la ola sanguinaria de ejecuciones que dejó ocho personas asesinadas en su localidad durante un solo fin de semana, musitó arrebatado por el fervor regional:

"La balanza en Sinaloa, está mucho más a favor de lo bueno que de lo malo; que me disculpen pero en el DF está perdida la sociedad... como es más grande, puede haber más homicidios, más muerte, más robos”.
¡Claro! Si suprimimos la enumeración que sigue a los puntos suspensivos, tendríamos una mejor apreciación de lo que social e individualmente significa ser rehén de la Ciudad de México.