jueves, 29 de noviembre de 2007

La última película de Mandoki.

1.Una tarea inusual.

Acabamos de regresar de la última película de Mandoki "Fraude 2006", que narra las aventuras (y desventuras) por las que atravesaron los protagonistas de la campaña presidencial del 2006 en México y que fuera calificada por muchos como la más reñida en la historia del país. Sin apelar a militancia alguna, ni compromisos morales de otra índole, la razón que nos llevó a la Chata (mi esposa Indra) y a mí al cine fue meramente académica: alguno de sus profesores del doctorado en historia, había decidido dejar esta actividad como tarea.

Debo decir que esperaba algo completamente distinto: el documental como género cinematográfico puede ser bastante ingrato, toda vez que carece, de entrada, de la mayoría de los elementos que pueden atraernos de una película y llevarnos a recomendarla. En este sentido los diálogos suelen ser pobres, la dirección de arte precaria, la fotografía usualmente deja mucho que desear y los actores... Bueno ¿cuáles actores? El documental visto dentro del séptimo arte comparte un destino muy similar al del periodismo dentro de la literatura: es como si el registro sin cortapisas de la realidad no encajara bien dentro de aquellas manifestaciones que tienden a exaltar el espíritu humano ---por ponerlo de algún modo---. Por si esto fuera poco, el documental político debe gozar de una peor reputación dentro del género, toda vez que las incursiones en la vida salvaje (primer tipo de documental que viene a mi mente) no despiertan en los espectadores apasionadas reacciones a favor de las hienas, los ciervos o del canguro tristemente devorado por los dingos, Skippy.

Bueno, escribía que esperaba algo completamente distinto. Independientemente de lo que pueda despertar, a favor o en contra, alguien como Andrés Manuel López Obrador, la última película de Mandoki tiene aciertos (y muchos) y no carece de fallas; sin embargo, entre los primeros me gustaría recalcar dos:

(1) Exhibe evidencia empírica verificable de que existieron prácticas fraudulentas durante los comicios para la Presidencia de la República en el 2006. Es importante resaltar que en ningún momento queda claro quién es el responsable de dichas prácticas; pero dado que los medios televisivos nunca optaron por aceptar la hipótesis del fraude como algo que podía haber ocurrido, la mayoría de los mexicanos se quedaron creyendo que los perredistas apelaban al discurso choteado y típico de los perdedores, que carecían de pruebas que respaldaran sus afirmaciones y que lo único que pretendían ---sirva esto para ejemplificar también qué desprestigiada se encuentra la izquierda mexicana a los ojos de la mayoría del electorado--- era confundir y desestabilizar la ya de por sí endeble tranquilidad postelectoral: "a río revuelto, ganancia de pescadores".

(2) Más importante que lo anterior es que "Fraude 2006" constituye una pizca de antídoto ante la inagotable amnesia histórica que azota a México desde sus orígenes. Y probablemente en este punto debemos agregar algo que a la Chata y a mí nos conmocionó bastante: esperábamos que la sala de cine estuviera a reventar de espectadores ávidos de conocer el punto de vista de una de las partes (la más afectada sin duda, ya que la derrota no hace caricias) y no llegamos a contar más de una docena de espectadores, la mayoría cortados de los patrones usuales: lectores de "la Jornada", estudiantes de humanidades, profesores del CCH, etc. ¿Es posible que antes de cumplirse un año de gobierno de Felipe Calderón nuestra memoria histórica sea ya inmune al carbono 14? Quiero decir ¿cómo puede esta sociedad pregonar la indiferencia como un valor antes que poner en riesgo su existencia mediocre? Porque innegablemente el movimiento de "resistencia pacífica" acaudillado por Andrés Manuel López Obrador se erosiona a cada segundo que pasa ---lo cual puede producirnos diversas reacciones, dependiendo de nuestra filiación partidista---; sin embargo, cerca de 44 millones de mexicanos creen que hubo fraude en las elecciones del 2006 (el dato aparece al final de la película de Mandoki) y sólo unos cuantos ---una docena al parecer--- están dispuestos a respaldar estar creencia con evidencia; lo cual me sugiere que la mediocridad no sólo está del lado de los conformistas, sino también del de los detractores.

2. Los sinsabores de la tarea.

Por otro lado, los sinsabores que me ha producido "Fraude 2006" no son imputables al cuerpo técnico encargado de realizar el filme ---el cual incluye vídeos caseros de algunos ciudadanos preocupados por la defensa de su voto y que integran de esta forma un collage fílmico interesante---; sino al principal síntoma que aqueja a la izquierda mexicana: la autocomplacencia aparejada con la falta de espíritu crítico. ¿Por qué no se menciona nada de los errores que cometió Andrés Manuel López Obrador durante su campaña? El negarse a aparecer en el debate televisivo ante una sociedad que él mismo sabe que está teledirigida, la soberbia mesiánica de afirmar "la campaña soy yo", el entrar en la guerra mediática cuando a todas luces era demasiado tarde. ¿Es lo suficientemente ingenuo para participar en el juego de "El Príncipe" (de N. Maquiavelo) con la moral de "El Principito" (de Antoine de Saint-Exupéry)? Tampoco me parece muy convincente la explicación de que el bloqueo del Paseo de la Reforma obedeció únicamente a razones que buscaban desfogar la rabia y la frustración de los militantes derrotados, cuando bien podían ---de acuerdo con lo que afirma uno de los colaboradores cercanos de Andrés Manuel López Obrador en la película de Mandoki--- haber paralizado a la Nación bloqueando carreteras y aeropuertos, por exactamente la misma cuota de desprestigio que recogieron al final de la maniobra. En este último caso, los resultados seguramente hubieran sido muy distintos.

3. Su moraleja jóvenes.

En fin, creo que me he extendido demasiado. ¿Qué futuro espera a las fuerzas políticas de este país? ¿Estaremos asistiendo al surgimiento de un nuevo "régimen hegemónico" (para ponerlo en palabras de Octavio Paz) similar al que gobernó este país por 70 años? Espero que vengan muchas más películas como las de Mandoki ---con sus aciertos y errores--- que cuenten todos los puntos de vista, que los mexicanos adquieran conciencia de lo que significa defender su voto y que se acabe la indiferencia desmemoriada que nos caracteriza. Probablemente esto ocurra cuando sepamos bien a bien el significado de lo que se dice por ahí: "los pueblos tienen los gobiernos que merecen".