miércoles, 18 de febrero de 2009

Visiones de la gloria

(o como dice mi querido Marmo: "la felicidad no existe, pero uno suele llegar tan cerca").
Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero
que muero porque no muero.
Santa Teresa de Ávila.
Estoy seguro que pocos, muy pocos lo conocen por su nombre: desde hace aproximadamente más de dos años habita un rincón cerca del cielo en la Viaducto-Piedad con su esposa y sus dos hijos: Luis y Abraham ---cuyos nombres sí han sido patentizados, que no patentados, en la inagotable caterva de reclamos de sus padres y a los que aquellos se limitan a preservar el misterio con lacónicos: "sí, pá", "no, má"---; sin embargo estoy seguro que igual de pocos, muy pocos personajes en rededor tienen un impacto en nuestro rumbo equiparable al de dicha persona.
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El caso es que el Vecino ---así se hace llamar él , creo que hasta por su esposa e hijos---, abrió una cenaduría casi en la esquina que forman Coruña y Carlos Pereyra, justo entre los regalos Gumi y la veterinaria Animal Town y donde antes se ubicara un taller de computadoras; lo cual ha significado la satisfacción de una necesidad apremiante creada por lo gastado de la oferta culinaria en la colonia. Más aún, en estos tiempos de crisis, los precios del menú y la relación precio vs. cantidad han contribuido al éxito del lugar sin lugar a dudas.
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Uno puede deleitarse los sábados y domingos con enchiladas verdes y de mole a tan sólo $25.- la orden (de tres) acompañadas de su bolillo calientito ---traído de la panadería solícitamente por Luis--- sin ningún cargo extra. El café, a tono con el problema de salud pública que representa la diabetis (sick, digo sic) en esta ciudad, es una mezcla balanceada de la infusión y canela, diríamos que casi es de olla, si no fuera por la exclusión amarga del piloncillo, y su precio asciende a $8.- la taza.
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Las tostadas (de pata, de cochinita, de tinga de pollo o de res, etc.) son de a $10.- y sus guisados, mayestáticos sobre una solio de frijoles refritos, van revestidos de lechuga fresca, crema y queso cotija ---que por cierto, ya tiene denominación de origen---; las quesadillas (o empanadas para los puristas mamertos; aunque por favor, confronten la entrada correspondiente en la vigésima segunda edición del diccionario de la RAE) ofrecen toda una panoplia de guisados en sus humeantes entrañas que van del escurridizo picadillo de res al exotismo incombinable de la panza ---o los callos ¡pardiez!---, pasando por las tradicionales papas con longaniza, el chicharrón aprensado (esto es un arcaísmo, pero no importa: sigue siendo delicioso) o la escueta y sobria flor, entre muchos otros. ¿De a cómo no? De a $10.- las sencillas y de a $12.- las combinadas con auténtico queso de bola de Oaxaca...
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... y para que el lector pueda hacerse una idea más precisa de la clase de arrebatos y desdoblamientos místicos que ocurren, noche tras noche, en el tabernáculo de el Vecino, baste con decir que hoy mientras cenaba con mi esposa Chata tuve una visión de la gloria ---que bien podría haberme llevado a prorrumpir como un eco antiguo aquello de muero porque no muero---: para mí, la gloria sería una tostada infinita de cochinita pibil con salsa roja y que acometo, dentellada a dentellada, con el entusiasmo del hambriento que se renueva bocado a bocado.

martes, 3 de febrero de 2009

Una de Dylan.

Cambio de guardia.

Dieciséis años,
dieciséis estandartes unidos sobre la campiña
en la que se lamenta el buen pastor.
Hombres desesperados, mujeres desesperadas y divididas
extendiendo sus alas bajo las hojas cadentes.
La Fortuna llama.
Me adelanté de las sombras al mercado,
mercaderes y ladrones, hambrientos de poder, mi último trato fallido.
Ella tiene un olor dulce como el del prado en el que nació,
en la víspera del estío, cerca de la torre.
La luna serena.
El capitán espera por encima de la celebración,
enviando sus pensamientos a la doncella amada
cuyo rostro de ébano es inefable.
Aún en desgracia, cree que su amor será correspondido.
Raparon su cabeza.
Ella se desgarró entre Júpiter y Apolo.
Un mensajero llegó con un ruiseñor negro.
Yo la vi en las escaleras y no pude sino seguirla,
seguirla más allá de la fuente donde levantaron su velo.
Trompiqué al incorporarme.
Pasé la destrucción en las acequias
con las puntadas aún cicatrizando bajo un tatuaje con forma de corazón.
Sacerdotes renegados y jóvenes brujas embusteras
estaban ofreciendo las flores que te había dado.
El palacio de espejos
donde se reflejan soldados perro,
el camino sin fin y el lamento de los carillones,
las habitaciones vacías donde su memoria está a salvo,
donde las voces angelicales susurran a las almas de antaño.

Ella lo despierta
cuarentaiocho horas después, el sol está rompiendo
cadenas casi rotas, laurel de la montaña y rocas rodantes.
Ella le suplica saber las medidas que tomará ahora.
Él la humilla y ella se sujeta a sus rubios y largos cabellos.
Caballeros, dijo,
no necesito de su organización. He limpiado su calzado,
movido sus montañas y marcado sus cartas;
sin embargo, el Paraíso está ardiendo: prepárense para la eliminación
o bien sus corazones deben tener el valor para el cambio de guardia.

La paz vendrá
con la tranquilidad y el esplendor en ruedas de fuego,
pero no ofrecerá recompensa alguna cuando sus ídolos falsos caigan
y la muerte cruel se rinda mientras su pálido fantasma se retira
entre el rey y la reina de espadas.
(Por la traducción: FBP).
Copyright ©1978 Special Rider Music.