viernes, 29 de agosto de 2008

Sintomatología de la desigualdad II.

1. ¿La emoción deportiva comienza en Martí?

Pocos eventos recientes merecen un registro y escrutinio tan cercanos y sesudos por su potencial impronta no sólo en la oposición complementaria que forman el destino nacional y el local, sino en la relación incómoda que han sostenido los depositarios de estos; como el secuestro y muerte del adolescente Fernando Martí Haik, hijo del industrial del sudor y la condición física inn, Alejandro Martí.
Ya que además de poner en claro que la muy noble y leal cd. de México dejó de ser ---sin vacilación y de algún tiempo a esta parte--- el lugar idílico de antaño para prosperar en lo económico y se convirtió en lupanar, el hecho citado y de cuyo carácter criminal nadie duda a la luz de la información asequible, evidenció algunas de las características más nefandas de la zoociedad mexicana y sus gobernantes:
  • A las exequias oficiadas en la parroquia de la Sta. Cruz del Pedregal asistió la pareja presidencial formada por Felipe Calderón y Margarita Zavala. La pasarela incluyó el desfile del maratonista Roberto Madrazo, el honorable Lino Korrodi, así como los actores César Costa y Manuel Landeta y el otrora dueño de las tiendas Gigante, Ángel Losada. Naturalmente resta indagar y ensalzar las virtudes que invisten al doliente de semejantes privilegios y lo colocan por encima de cientos, aun miles de mexicanos que rumian en silencio su impotencia ante la inseguridad y la consabida lentitud en la impartición de justicia. ¿O qué? ¿Basta con que perlas pendan de la piara para que los lechones los llore hasta el porquero? ¡Ay, qué dulce es la plutocracia!
  • La respuesta del titular del Ejecutivo para inhibir la fructífera industria del secuestro revela una profunda ingenuidad y acaso subraya una mezcla de desconocimiento e indiferencia sobre lo que viven, día a día, aquellos mexicanos batidos por la delincuencia rampante que azota a nuestro país y a los que aludía al final del inciso anterior: ni la cadena perpetua ---la cual ya se aplica de facto a secuestradores---, ni la pena de muerte ---el delito de Estado--- son medidas disuasivas eficaces en ningún caso. ¡Pero tampoco lo son las marchas sensibleras que solazan el apetito cursi de las televisoras! El único remedio perdurable de estos males reside en el fin de la impunidad y por ende, en una impartición pronta de la justicia. Sin embargo nadie, ni los organizadores de la marcha Iluminemos México (sic), ni persona alguna en el gobierno o la iniciativa privada ha puesto el dedo en la llaga. ¿Somos víctimas nuevamente de nuestra vanidad mediática?

2. No, si la mula no era arisca...
Más grave aún es el hecho, inadvertido por todos, de que la inseguridad que nos aqueja es fruto de la desigualdad y la inmovilidad social prevalecientes desde el gobierno de Echeverría ---quien tomó posesión ¡el 1 de diciembre de 1971!--- hasta nuestros días: estamos hablando de más de 30 años en que una generación, arropada en crisis y devaluaciones, aprehendió que al desarrollo económico anhelado y del que nunca se ha cansado de hablar la desprestigiadísima clase política mexicana, se podía acceder únicamente por una de dos vías: la polaca o el crimen organizado. Ya no basta, no, con trabajar duro ni levantarse temprano todos los días para desplazarse, en algún momento, de un plato a otro en la balanza que contrapone a un puñado de empresarios ---encabezados por Carlos Slim--- y a más de cien millones de mexicanos. En una economía polarizada como la nuestra, la brecha que separa el ingreso ---¡y el estilo de vida!--- del dueño de Grupo Carso o de Televisa o de la Secretaría de Gobernación y el de un chofer de microbús, una secretaria o un profesor universitario recibiría los calificativos de indecorosa y ofensiva, de no ser porque la mayoría de los mexicanos ignoran los niveles mínimos en su calidad de vida a los que tienen derecho. ¿Qué puede perder el criminal que nada ha tenido toda su vida? ¿Por qué se niega a reconocer su responsabilidad en esto el gobierno?
3. Su moraleja, jóvenes
El garrote que esgrime con cada vez más violencia el gobierno federal es en realidad la vara de su ineptitud e ineficacia para identificar siquiera el fondo de los problemas que aquejan a este pobre, pobrecito país.

lunes, 25 de agosto de 2008

Responso.

Para despedirme de RBK.


Arañada por la sal y los sargazos,
hendida por el coral que creció en tu espalda
y amenazó tu respiración de incienso,
tu sonrisa inacabada
y tus ojos,
que en su interior soñaban con ser dos amatistas,

tu piel
se estremecía con la convicción irrenunciable del incendio,
con su pulso imperceptible de relámpago
y su lenguaje
de infamia y de ceniza:
porque morir
como un puñado de sangre que desvanece el sol
era lo único
que podía ofrecer la vida a tu pensamiento delirante

que alguna vez abrigó jazmines y soñó palomas.

No así tu cama de hospital
donde rendiste la vida
como una moneda de denominación inútil;
tampoco la soledad de témpano
en que flotaba tu mirada
como un desecho no reciclable.
No,
no dejaste que la vida escatimara tu sed ferina
de vacío,
de olvido,
de silencio
ni un instante.


Y tu conciencia se deslió como una brizna de humo entre tinieblas.