viernes, 16 de octubre de 2009

Una de trepapostes.

El que mata a balazos, no puede morir a sombrerazos.
Refrán mexicano.


Corren tiempos de cambio en nuestra ciudad y estos trascienden allende el valle de Anáhuac, retumbando a todo lo largo y ancho de la geografía nacional; sin embargo, recuérdese que el cambio ya no cuenta con la misma reputación vigorizante de antaño ---una huella más del paso de los gobiernos panistas por Palacio--- y que, hoy por hoy, los habitantes de este malpaís (cf. el Diccionario Breve de Mexicanismos de Guido Gómez de Silva) vemos al cambio como una instancia a la que se acogen precisamente aquellos que desean la continuidad del orden establecido, bajo la divisa inquebrantable de "la misma gata revolcada y con más tierra".


¿Qué nos ocupa o preocupa?
Hoy lo que nos ocupa es la extinción de Luz y Fuerza del Centro (LFC) junto con su Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) por obra y gracia de Felipe de Jesús (no, no el de la higuera, sino Calderón Hinojosa, titular del Ejecutivo) y secundado por sus secretarios de Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano; así como de Gobernación, Fernando Gómez Mont. ¿A quién nos encontramos en la esquina contraria? Para abrir boca se encuentran la impertérrita Rosario Ibarra, el grandilocuente Porfirio Muñoz Ledo y el aspirante a suceder a Dn. Nicolás Zúñiga y Miranda en el álbum histórico nacional, Andrés Manuel López Obrador; como colofón desfilan el líder sindicalista Martín Esparza Flores ---con 22 años de antigüedad sindical, dos bienios al frente del SME: 2005-2007 y 2007-2009 y ganas ¡de un bienio más!--- y sus (agremiados más, agremiados menos) 40,000 representados.


Fiel a toda historia que transcurre en esta muy noble y leal, el decreto presidencial que diera al traste con LFC ha catalizado encono y radicalismo jacobinos en todos los estratos de nuestra zoociedad y, sin lugar a dudas, mucha, muchísima tela podría cortarse de tan singular acontecimiento; sin embargo, hay algunos puntos que me gustaría resaltar y ora sí que dejar a'i la cosa:


  1. La ineficiencia burocrática al interior de LFC era rampante: para hacer una aclaración referente al pago de mi recibo de luz tuve que esperar en una ocasión ¡cerca de dos horas! Sí, para hacer una simple preguntita. A esto se suman los ubicuos cobros indebidos, una lista considerable de privilegios principescos del gremio en activo y de sus jubilados, una soberbia rayana en lo insultante y el que Martín Esparza, fiel al arquetipo del líder sindical charro, se ostente como gallero amante de los caballos. Naturalmente esto explica el porqué muchos usuarios se sienten vindicados ahora que dejaron a tantos en la calle.

  2. El atraso tecnológico de LFC como causa evidente de su debacle financiera y sangría en el gasto público es responsabilidad única y exclusiva del gobierno (LFC no genera el flujo eléctrico que surte a sus usuarios: tiene que comprarlo indefectiblemente a la Compañía Federal de Electricidad (CFE) y revenderlo por abajo de su precio de adquisición, razón por la cual el subsidio que demandaba era cada vez mayor); pero ni siquiera del gobierno actual: aquí entran en juego años de menosprecio e indeferencia hacia la dependencia tecnológica que sufre el país por parte de gobiernos anteriores.

  3. Sin embargo, la zoociedad nuestra, terriblemente corta de miras y de mientes, parece haber dejado de lado lo de veras importante para nuevamente concentrarse en lo urgente: ¿dónde quedó la discusión del paquete fiscal y el presupuesto del año entrante? ¿En qué quedó la ley de medios, el rescate carretero y la especulación cambiaria? ¿Qué garrobos se está haciendo para reactivar el aparato productivo mexicano? (Tómese nota: en plena crisis global, Brasil crecerá en el 2010 la friolera de ¡7%!) Para no mencionar nada a propósito de la inseguridad, ni los muertos clandestinos, ¡mucho menos del desvergonzado y oneroso sistema político mexicano!

  4. Es indispensable ---a pesar de que el secretario Lozano lo califique de "autoritarismo"---, revisar a fondo el sindicalismo mexicano. Estas instituciones, nobles de origen, se han convertido en panoplia de rufianes que miran desde lejos y con indiferencia a sus sin lugar a dudas sarcásticamente llamados compañeros. ¿Botones de muestra? El sindicato de PEMEX, el STUNAM, el de TELMEX, el del IMSS, el del ISSSTE y el execrabilísimo botín de la Maestra, el SNTE. Por cierto que todos los anteriores, salvo quizás el STUNAM, mucho más complacientes con el régimen panista de lo que era el SME.

Desafortunadamente ---y como ya lo había mencionado antes---, nuestro país ha inculcado con su desigualdad atávica, un sistema de movilidad social egoísta donde lo único que importa es qué tan fincados están mis privilegios y cómo puedo allegarme de más de los que no tienen los otros. No estoy a favor de la operación gotosa de LFC ni de que dicha empresa le sea devuelta sin cortapisas al SME, pero veo aún con mayor desagrado que todo esto saca lo peor de nosotros mismos.

jueves, 1 de octubre de 2009

1 de octubre: cae el telón... ¿O no?


Sí, seguramente ya deben estar hasta el gorro de Juanito; pero, si todo sale "bien" a decir del carnal Marcelo, hoy el susodicho, después de sus 15 minutos de fama que en su caso bien podrían parafrasearse por 15 monitos, podría zarpar en su largo viaje hacia el olvido.


Sin embargo (y contra lo que muchos podrían pensar), los reclamos populares en contra de Rafael Sánchez Acosta han aumentado a medida que disminuye el apoyo popular. Botón de muestra, recojo algunos de las airados atajos que recibió éste ayer, en calles del centro, cuando fue a comprarse el traje ---¡y los zapatitos!--- llenos del aroma del estreno con los que hoy planea acudir a rendir protesta.
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"¡Eres un traidor! ¿Por qué te echaste para atrás si iba todo muy bien?"
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"El pueblo lo iba a proteger Juanito, nosotros somos el pueblo, no es ni Clara Brugada ni López Obrador, tú eres el elegido, tú debiste haber quedado". (Por supuesto, el subrayado es mío).
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"Aquí usted nos está dando la espalda".
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Finalmente, el derecho de réplica como una expresión más ---¡la más humilde acaso!--- del arrollador carisma de éste, último mesías de los desafortunadamente desheredados:
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"Iba a ver violencia, no me interesa el hueso, soy gente del pueblo, iba a ver muertitos, iba a ver violencia".
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"Salvé a mi pueblo porque la cosa estaba calientita". (Misma aclaración anterior).
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¿La moraleja? Ya lo dijo Darío en su Canción de Otoño en Primavera:
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
¡Mas es mía el Alba de oro!
(Y ésta podría ser la última declaración de Juanito al abandonar la Asamblea de Representantes, así que ¡aguas!)
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(Las declaraciones anteriores fueron tomadas de la nota de Johana Robles y Edith Martínez publicada en línea por el Universal: http://www.eluniversal.com.mx/notas/630261.html ).