lunes, 2 de julio de 2012

A propósito de las elecciones 2012.

1. La viga en el propio y la paja en el ojo ajeno.

Primero lo primero: yo no creo que haya habido fraude en el proceso electoral 2012. Los usuarios de las redes zoociales se desgañitan por establecer, más allá de toda duda razonable, que el IFE, Televisa, el Presidente Calderón así como los ex-candidatos Vázquez Mota y Quadri de la Torre se encuentran detrás de la manipulación de los resultados electorales con el único fin de imponer a Enrique Peña Nieto como Presidente de la República para el sexenio 2012-2018.

¿Por qué me permito afirmar lo anterior? En primer lugar debo señalar que en el estado actual que guarda la nación, el PRI no necesitaba desencadenar los recursos más bajos en su arsenal septuagenario de prácticas políticas cuestionables. Me explico: las profundas ignorancia, desigualdad y miseria que están hincadas en el pueblo de México ---y que el gobierno saliente, al igual que todos los anteriores, ha sido incapaz de erradicar--- permitieron la compra y la coacción del voto por un precio que apela más a la urgencia en que viven los vendedores que a la largueza de los compradores, y que conste que esta afirmación no busca ser prepotente, irrespetuosa o discriminatoria: no es lo mismo decir:

Los que votaron por el PRI son unos personas ignorantes que viven en la miseria,

que:
Algunas personas ignorantes y otras que viven en la miseria se dejaron coaccionar por el PRI

(La primera de las afirmaciones anteriores apela a la calidad moral de todos aquellos que sufragaron a favor del candidato del Tricolor, mientras que la segunda lo hace precisamente en sentido inverso y recuerda una de esas características que más evocamos en el Revolucionario Institucional: la corrupción.)

En 12 años de alternancia democrática (coincido con Denisse Dresser) el PAN gobernó como lo había hecho el PRI durante lo menos acendrado de su régimen, “perpetuando privilegios, empoderando élites y comprando clientelas” y fue incapaz no sólo de desmantelar la red de clientelas y corporativismo propias del Tricolor, sino de establecer una legislación electoral que no estuviera a modo con la caterva de prácticas de éste: ganarle al PRI en la situación actual del país era difícil y más aún cuando en la arena política se contendía bajo sus reglas.

Naturalmente que iba a haber inconsistencias entre los resultados de las casillas electorales y lo consignado por el IFE (la gente que captura estos datos desarrolla una tarea monótona hasta el hartazgo y la información numérica usualmente no se le da bien a los mexicanos). No digo que en algunos casos no se estén cometiendo delitos que deberían perseguirse y que, en dado caso, podrían alterar el resultado o la validez de la elección; sin embargo, la diferencia de más de tres millones de votos hasta el momento entre EPN y AMLO y el hecho de que una institución seria (la UNAM, a la que orgullosamente pertenezco) haya auditado al software del PREP 2012, dejan en mí poco margen para la suspicacia más allá de lo que comenté en párrafos anteriores.

Tristemente observo en las mismas redes zoociales un flujo de información (dudosa y sin fuentes en la mayoría de los casos), desinformación y tergiversación que contribuyen al enrarecimiento del endeble clima político del país, sin que los usuarios se percaten de que las denuncias en Tuíter o Facebook no son más que chismes si no se desahogan ante las autoridades correspondientes ---y éstas pueden ir desde la FEPADE hasta la Comisión Interamericana de [los] Derechos Humanos---, de modo que si no confían en ninguna de ellas entonces están contribuyendo a incrementar la cifra de impunidad que ya de por sí es rampante en México.

Si vamos a ser críticos con nuestra realidad

(como creo que es el único modo de ir por la vida)

debemos serlo parejo,

¡sobre todo con la información que fluye a través de canales no convencionales!

2. El pilón.

Para los y las descorazonadas víctimas de la incipiente democracia mexicana que se preguntan ¿ahora qué? Bueno, un buen lugar para devanarse las mientes está en hallar cómo sobrevenir a este andamiaje edificado por el PRI mientras éste se encuentra en el poder y, sobre todo, lejos de los centros urbanos donde algunos (no digo que todos) sueñan con echar a andar la revolución desde el iPad o vía un grupo en Facebook, sin percartarse de que en lo más apartado de la sierra de Guerrero o arribita de la meseta del Nayar como en tantos otros lugares donde hasta hace poco no había luz eléctrica, con la llegada de ésta llegó también la televisión.

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