jueves, 8 de enero de 2009

¡Todo debería llevárselo de una buena vez el carajo!

Desde la accidentada obtención de mi pasaporte en diciembre pasado (vid la entrada del 15.12.08) a esta parte, he venido apercibiéndome de una buena parte de las cosas que fastidian, lastran y se engorran en la vida cotidiana de los otrora considerados suertudos habitantes de este alto valle metafísico.


(Y como afirman que al mal tiempo, buena cara; hasta el día de hoy podía afirmar orgulloso que ni las aglomeraciones que ya se forman en todos lados, ni el tránsito que fluye con lentitud de pesadilla, ni la demanda culinaria de la nalga con la que se violenta la convivencia, ya de por sí ríspida, entre hombres y mujeres, ni la burocracia de ineptitud irremisible con sus errores básicos ---por no referirlos como pueriles--- en la lógica de sus procedimientos, ni la inseguridad autocomplaciente que bate impune a la vuelta de la esquina habían podido minar mi gusto por ser rehén del Valle de Anáhuac; sin embargo, no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo aguante).


Ahora resulta que, contrario a lo establecido en el convenio que suscribí con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) para ser becario del mismo y que marca que el estipendio mensual deberá depositarse dentro de los primeros cinco días naturales de cada período, los muy pendejos no previeron las dificultades que acarrearía la disposición del Año Nuevo y del día de Reyes en el calendario y ayer (07.01.09), a la hora de cierre de los bancos, todavía no había ni un puto quinto caído de la mano de estos cabrones.


¿Por qué los becarios (en su mayoría, estudiantes de posgrado) estamos sujetos a un régimen en el que se nos remarcan de manera por demás intimidatoria todas las obligaciones y ninguno de los derechos? ¿Cómo es posible que no existan canales claros de comunicación con el Consejo para poner una queja y, sobre todo, que a la hora de la hora no haya un sólo funcionario público con la vergüenza y educación suficientes para explicar qué coños ocurre y cuándo se resolverá el problema? ¿Por qué no en lugar de andar mandando mensajitos cursis por correo electrónico con motivo de la Navidá y lo que le sigue, la "Director (sic) Adjunta de Formación y Desarrollo de Científicos y Tecnólogos", M. en C. Silvia Álvarez Bruneliere, pone a trabajar a sus canchanchanes para sortear de la mejor manera contingencias de esta índole?


Finalmente ¿por qué no vemos la misma acrimonia y virulencia que familiarmente caracteriza a los burócratas entre la Subdirección de Becas Nacionales y la Tesorería de la Federación (TESOFE) por la lenta liberación de los recursos? ¿De veras creen que su timorata cartita va a remediar los sinsabores e incertidumbre de su insensatez e incompetencia? ¿Qué se creen? Por lo visto, para ellos la investigación científica en este país es sólo un pasatiempo que no tendría porque remunerarse y los estudihambres dedicados a ella podemos satisfacer nuestras necesidades más apremiantes, haciendo fotosíntesis bajo el sol.
* * *
Pendejos, mil veces pendejos: si de por sí a este país ya se lo está llevando el carajo...


1 comentario:

Unknown dijo...

mi humilde consejo con respecto a la burocracia mexicana: no te olvides de aplicar la ley de Murphy.

...y pa pasar el mal rato:
Why did the guy remove his doorbell?
To win a no-bell prize!